Cómo superar una ruptura de pareja en 5 etapas (parte 5)
“La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad: solo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar al odio: solo el amor puede hacerlo.”
Hola, nos encontramos una vez más.
¡Felicidades! Estás empezando la quinta y última etapa de este recurso.
Esto quiere decir que ya has hecho mucho trabajo para recuperar el control de tu vida y, sobretodo, para decidir cómo quieres que sea de ahora en adelante.
Y quiere decir que también tienes una buena idea de qué esperas de una relación de pareja y de cómo quieres construirla desde ti, en el caso de que decidas empezar una relación de este tipo en el futuro.
Has hecho un gran trabajo para reconducir el dolor de la ruptura de pareja hacia lugares más positivos y constructivos, y también has hecho un gran esfuerzo al revisar tu experiencia para evitar repetir lo que ya has aprendido en tus relaciones anteriores.
Has hecho lo posible para poner las cosas en su lugar y volver a mirar la vida con esperanza e ilusión, y para reencontrarte contigo con curiosidad y compasión. ¿Qué nos queda entonces? Revisemos los temas de la quinta y última etapa:
Etapa 5 - Comprender y seguir adelante:
Aprender para evitar repetir.
Podrás dar los pasos necesarios para empezar a cicatrizar las heridas, a comprender la diferencia entre olvidar y aceptar, y a liberarte de las cargas de tu pasado emocional para seguir adelante con ligereza y conocimiento de ti misma.
Dejar atrás las cargas
En efecto, ahora se trata de que, además de mirar hacia adelante con esperanza e ilusión, puedas empezar a caminar hacia ese futuro con ligereza y libre de cargas, o al menos que sean lo más llevaderas posible para que no entorpezcan tu marcha.
¿De qué cargas hablamos? De las cargas que nos unen al pasado, que queremos dejar atrás, y que normalmente tienen que ver con el resentimiento.
El resentimiento consiste en volver a sentir una y otra vez el enfado, y el dolor que lo acompaña, que una persona o situación nos hicieron sentir en el pasado, situación en la que nos sentimos humilladas, o tratadas injustamente, o lastimadas, y en la que quizás no pudimos defendernos ni expresar lo que sentíamos.
Dicho de otro modo, es una forma de encadenarnos a los episodios dolorosos de nuestro pasado y permitir que sigan empañando nuestra vida, impidiéndonos disfrutarla plenamente en el presente.
Cómo sé si es resentimiento
No siempre es fácil de identificar, pero el resentimiento suele ir asociado a pensamientos como:
“no tiene nada de malo hablar mal de la gente que no me cae bien”,
“por mucho que me esfuerce no recibo lo que merezco”,
“sé que la gente me critica a mis espaldas”,
“hay personas que me ponen de mal humor con sólo verlas o pensar en ellas”,
“la gente que es demasiado amable siempre busca obtener algo”,
“cuando alguien me quiere mandar actúo al revés de lo que quiere”,
“hay cosas de mi pasado que no puedo perdonar”,
“pienso que tengo mala suerte”,
“la mayor parte de la gente miente con mucha facilidad”,
“cuando estoy discutiendo tiendo a alzar la voz”,
“últimamente me pongo de mal humor con facilidad”,
“me molesta cuando veo las tonterías que hacen los demás”,
“tiendo a pensar mucho en lo que me molesta o me lastima”,
“si alguien me hizo daño lo critico con otras personas para que quede mal”,
“muchas veces, cuando discuto con alguien, le recuerdo lo que ha hecho mal en el pasado”,
“cuando un amigo o familiar me falla, le recuerdo que yo sí lo he ayudado, cuando él lo ha necesitado”,
“a la mayoría de la gente le va mejor que a mí”,
y otras por el estilo.
El resentimiento nos atrapa en el pasado
Más información sobre cómo las emociones se sienten en el cuerpo, “Bodily maps of emotions”, de Lauri Nummenmaa, Enrico Glereana, Riitta Hari y Jari K. Hietanend en este enlace.
El resentimiento se debe a nuestra incapacidad de perdonar. Como explica Yoshinori Noguchi en su libro “La ley del espejo”, cuando pensamos “No se lo puedo perdonar” significa que todavía vivimos atadas al pasado, que nuestro corazón está repleto de rencor hacia alguien, y que será difícil que consigamos la paz interior, prolongando nuestro sufrimiento.
Cuando elegimos no perdonar, nos permitimos quedar ancladas en un acontecimiento pasado que nos dificulta tener una vida llena de paz.
Si elegimos perdonar, es posible que nuestro cuerpo y nuestro interior se calmen y podamos vivir en libertad.
Perdonar es algo que hacemos por nosotras
Cuando hablamos de perdonar, no tiene nada que ver con estar de acuerdo con lo que pasó, ni que lo ignoremos, ni que nos resignemos.
Perdonar significa dejar de hacer reproches sobre el pasado y permitirnos vivir en la calma del presente. Perdonar no es algo que hagamos por la otra persona, no lo hacemos por nadie más que por nosotras mismas.
Y aun así, suele tratarse de un proceso difícil, entre otras cosas porque la primera persona a la que no solemos perdonar es a nosotras mismas. No nos perdonamos por haber permitido que pasara, que nos hirieran, que nos trataran así.
No se puede perdonar sin aceptar lo que ha pasado, entendiendo que aceptar consiste simplemente en reconocer la realidad como fue, como es, y que no la podemos cambiar.
Perdón, aceptación y felicidad
Y no podemos perdonarnos sin aceptarnos a nosotras mismas (si te has suscrito, para esto nos puede ayudar también el ejercicio que te hemos enviado de la etapa 3, “Pausa para la autocompasión”). Primero aceptamos que nos han herido, y después nos perdonamos por no poder perdonar a la otra persona. Es el primer paso para aceptarnos y estar en disposición de perdonar.
Para leer el estudio sobre la relación entre aceptación y felicidad, ver Broadbent J, de Quadros-Wander S., & McGillivray J. (2013). “Perceived Control’s Influence on Well-being”, en este enlace.
También suele dificultarnos perdonar a la otra persona si tenemos pensamientos del tipo: “si le perdono salgo perdiendo”, “lo he pasado mal solo por su culpa, yo no hice nada”, “tiene que pagar por lo que hizo”, “no le perdono para protegerme”, “tengo que vengarme para que no me duela”.
Si tienes este tipo de pensamientos, puedes preguntarte si te facilitan o dificultan ser feliz en el presente.
Cuando sientas que estás a punto, te proponemos un ejercicio que te pueden ayudar a dar ese paso tan importante que te permitirá liberarte del pasado y vivir tu vida plenamente y en libertad. Si te suscribes, recibirás alguno más.
Etapa 5. Ejercicio 1: Cartas de despedida
Para este ejercicio te pediremos que escribas cuatro cartas dirigidas a tu anterior pareja (son cartas que no vas a enviar).
Carta 01
En la primera carta puedes exponer todos tus sentimientos de asco, odio, repulsión... sin censurar tu vocabulario e incluso, si es necesario, utilizando palabras obscenas o malsonantes.
Puedes describir todos los momentos en que te hizo daño y te maltrató, con mucho detalle, e incluyendo incluso información desde todos los sentidos (qué viste, qué sentiste, qué oíste, qué oliste...).
Carta 02
Antes de escribir la segunda carta, deberías esperar al menos dos días.
Ésta será igual que la primera, pero utilizando un lenguaje más moderado.
El contenido ha de ser idéntico, aunque el lenguaje más reservado.
Carta 03
Dos días después, ya puedes escribir la tercera carta, que debe estar redactada en un lenguaje más prudente que el de la carta anterior, de tal manera que podría ser enviada al destinatario si lo encontraras oportuno, aunque no es el objetivo.
En esta tercera carta, si lo prefieres, incluso puedes omitir parte del contenido.
Carta 04
En la cuarta carta detallarás todo lo positivo que esa persona ha representado en tu vida.
Tómate el tiempo que haga falta para encontrarlo.
Cierre
Después de una semana de terminar la última, o cuando te sientas en disposición de hacerlo, se releen sucesivamente y en voz alta las cuatro cartas. Se queman primero las dos primeras y se esparcen las cenizas al viento. Después, se queman las dos últimas y se entierran las cenizas junto a un arbusto o árbol que florezca o dé frutos.
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Hola otra vez.
Está siendo un trabajo intenso. Y ha sido mucho hasta llegar aquí.
Recuerda, escúchate y hazte caso.
A veces nos sentimos con más fuerza y nos cuesta menos avanzar.
Otras veces, hay que tomar un respiro para dejar que las cosas se vayan poniendo en su lugar.
Sigue el ritmo que sientas.
¿Te cuesta seguir adelante?
Te podemos ayudar
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Etapa 1: Sanar
Una ruptura de pareja desata muchas emociones, no siempre fáciles de llevar. Aprenderás a normalizar emociones como el dolor, la rabia, el resentimiento y la vergüenza, las entenderás y expresarás de manera adecuada, para poder afrontar tu día a día de una forma más llevadera.
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Etapa 2: Proteger
Más allá del momento inicial de la ruptura de pareja, volver a ser tú es un proceso que lleva un tiempo, a lo largo del cual pueden surgir dudas sobre la decisión que has tomado, o por parte de quien la ha tomado por ti. Mantener la cabeza clara es fundamental para que el dolor no se haga más grande.
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Etapa 3: Reenfocar
Recuperarás el contacto con la esencia de la persona que siempre has sido y que quizás perdiste en otra persona. Empezarás a trabajar en tu independencia mental y emocional, comprendiendo las creencias que te han limitado en el amor hasta ahora.
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Etapa 4: Renacer
Definirás cómo quieres ser tú, para poder saber cómo quieres formar parte de una relación de pareja, si eso es lo que quieres algún día. Tendrás claro dónde están tus límites y qué esperas de una relación sentimental satisfactoria.
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Etapa 5: Comprender y seguir adelante
Podrás dar los pasos necesarios para empezar a cicatrizar las heridas, a comprender la diferencia entre olvidar y aceptar, y a liberarte de las cargas de tu pasado emocional para seguir adelante con ligereza y conocimiento de ti.